martes, 18 de septiembre de 2012

El cigarrillo, una de las mayores adicciones.

El tabaco se compone de las hojas y tallos secos de la planta llamada Nicotinia tabacum, misma que contiene una de las drogas conocidas más poderosas, implícita en su mismo nombre: la nicotina.
Ésta es un potente estimulante del sistema nervioso central y extremadamente tóxica, tanto que si una persona consumiera sólo dos o tres gotas al mismo tiempo se ocasionaría la muerte.

La actividad de fumar cigarro se vuelve popular durante la Primera Guerra Mundial, debido a que los soldados fumaban porque les disminuía el apetito, les servía de tranquilizante y además, era fácil llevarlos a todos lados por su tamaño.

Poco a poco, el cigarro fue formando parte de la vida de muchas personas que al paso del tiempo se vuelven fumadores dependientes del tabaco; por eso se les dificulta deshacerse del vicio a pesar de saber que pueden incluso morir a raíz de su adicción.
Por cada cigarro que una persona consuma, también aspira una mezcla tóxica de gases y aire que cuenta con más de 4 mil clases diferentes de químicos, sustancias irritantes y cancerígenas.
Por esto es que el humo del cigarro detiene total o parcialmente el movimiento de los cilios, entorpeciendo el proceso natural de limpieza de nuestro sistema respiratorio, y colocando en él las sustancias tóxicas antes mencionadas.
Además, como el humo contiene sustancias como el arsénico, cianuro, monóxido de carbono y fenol, entre otras, su alta toxicidad también ocasiona decesos, por ejemplo: según datos de la Secretaría de Salud de México, más de 25 mil personas mueren al año por consumo de tabaco.
La nicotina es una sustancia química muy potente que se encuentra en el tabaco; cuando éste se absorbe, la nicotina pasa a la sangre y circula junto con ella hasta llegar al cerebro en tan sólo siete segundos después de la inhalación del humo.
A su paso por los vasos sanguíneos, la nicotina los va reduciendo así como la cantidad de sangre que llega al corazón, y aumenta la necesidad de oxígeno del cuerpo. Esto provoca una aceleración de los latidos cardiacos y la presión sanguínea.

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