martes, 18 de septiembre de 2012

CARTA DE UN JÓVEN ADICTO A SU PADRE.


Adiós querido papá.
Lo siento mucho pero creo que esta es la última vez que me podré dirigir a vos. En serio lo siento mucho.
Es tiempo que sepas la verdad, voy a ser breve y claro: la droga me mató Papá.
Conocí a mis asesinos a eso de los 15 o 16 años de edad. Es horrible, ¿No es cierto?
¡Sabes cómo fue! Un ciudadano elegantemente vestido, muy elegante realmente y que se expresaba muy bien, nos presentó a nuestro futuro asesino: LA DROGA.
Yo intenté rechazarla. De enserio yo intenté, pero este señor se metió en mi dignidad diciéndome que yo no era hombre.
No es necesario que diga más, ¿No es cierto?
Ingresé al mundo de las drogas. No hacía nada sin que las drogas estuvieran presentes, yo sentía que las demás personas y la droga, “mi amiga”, sonreía y sometía…
¿Sabes papá? Cuando uno comienza, encuentra todo ridículo y muy divertido incluso a Dios lo encontraba ridículo. Hoy en este hospital, reconozco que Dios es lo más importante en el mundo, sé que sin su ayuda no estaría escribiendo lo que escribo.
Papá, no vas a creerlo, la vida de un drogadicto es terrible. Uno se siente desgarrado por dentro. ES HORRIBLE Y TODOS LOS JÓVENES DEBEN SABERLO PARA NO ENTRAR EN ESO. Yo no puedo dar tres pasos sin cansarme. Los médicos dicen que me voy a curar pero cuando salen de mi habitación mueven la cabeza. Papá, solo tengo 19 años y no tengo chance de vivir. Es muy tarde para mí. Perdóname, perdóname por hacerte sufrir con mis locuras. Adiós, querido papá.

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